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13-03-2025
Hace unos años, tuve el privilegio de compartir en privado, acompañada de amigos, en un maravilloso piso de Plaza España en Madrid, la visión de Al Gore sobre el calentamiento global.
Ya avanzaba su discurso, sobre la amenaza real de la crisis climática. "La tierra tiene una fiebre creciente y no se curará por sí sola. Algo básico está mal. Somos lo que está mal y debemos corregirlo".
Además de sorprendernos por su estilo de comunicación, su cercanía y su pasión. Nos brindó la oportunidad de visionar su documental una verdad incómoda, donde se narraba de un modo disruptivo la crisis planetaria del calentamiento global y lo más importante, aportaba soluciones sobre cómo afrontarla. Con los premios acumulados y el Oscar, la obra lograba dar una dimensión internacional a la divulgación sobre el fenómeno de cambio climático.
Más allá del personaje, de su vicepresidencia y su Nobel de la Paz, descubrí en Al Gore, a un gran hombre, le recuerdo alto y a una persona profundamente comprometida con la verdad, la ética y la vida. Su lucha no ha sido sólo una cuestión ambiental, sino una cuestión de ética, responsabilidad y liderazgo. Valores, destacados también hoy, en las empresas.
Pienso, que las organizaciones, al igual que la sociedad, enfrentan a veces, crisis de sostenibilidad: el talento se desgasta, la motivación se erosiona y la desconexión entre empresa y propósito puede generar un "cambio climático" interno, donde el absentismo, la rotación y la desconfianza crecen como síntomas de una cultura que necesita regenerarse.
Al Gore basaba su mensaje en datos científicos, en tendencias que no podían ignorarse. Y eso es clave también en el ámbito corporativo, los líderes podemos hacer lo mismo: mirar la realidad con objetividad, analizar los indicadores clave de la gestión de personas y tomar decisiones con responsabilidad y basadas en datos. No se trata solo de cumplir con normativas o adoptar políticas "verdes" en la oficina, sino de construir empresas donde las personas se sientan parte de una visión con impacto real y un proyecto sostenible.
Si queremos seguir atrayendo y reteniendo el mejor talento, necesitamos culturas empresariales donde el compromiso sea natural, no forzado. Donde la sostenibilidad no sea un eslogan, sino una manera de entender el trabajo y su impacto en el mundo.
Estas reflexiones que he querido compartir con vosotros, son algunos de los aprendizajes y conclusiones que me llevé de mi encuentro con Al Gore. Además, de la firme convicción de que el cambio es posible cuando hay conciencia, información y acción.
Y tú, como líder, … ¿te sientes preparado para impulsar ese cambio en tu empresa?